Compartir
Advertencia: si eres incapaz de identificar tu propia inteligencia, este artículo puede ofenderte.

Introducción a)

La calidad del Capital Humano es esencial para lograr la expansión sostenida en una empresa. A pesar de las numerosas tendencias en gestión de recursos humanos y administración del talento, es común que los clientes (internos y externos) deban lidiar con un arquetipo que podemos llamar: autómata. Pasar por alto su naturaleza, o el no saber identificarlos causa problemas en las empresas y/o equipos de trabajo.

Introducción b)

El paso de las nuevas generaciones y tendencias en el ámbito laboral dan lugar a comportamientos que progresivamente se transforman en lo que podemos llamar cultura de trabajo. El rápido crecimiento industrial ha tenido consecuencias en el Desarrollo Humano, debido a que muchas personas pasan a ser una simple matrícula. Esto ha puesto en marcha el crecimiento de un arquetipo que podemos llamar: persona autómata. Viviendo en “piloto automático”, provocan cambios que podrían resultar en un pesimista escenario futuro.

Calidad antes que cantidad

Las habilidades profesionales de las personas pueden definir el destino de una empresa o proyecto. La administración del talento es una desafiante tarea en la que es necesario involucrarse con cada persona; esto implica que las empresas asuman su responsabilidad como incubadoras de talento. Es esencial invertir en esto para pensar en llegar a un escenario de expansión sostenida. Muchas empresas pasan esto por alto, pensando que contratar autómatas sale barato, cuando en realidad es todo lo contrario.

¿Quiénes son los autómatas?

Cabe mencionar que estas personas están educadas para ser programadas; domesticadas, y el nombre deriva de que viven en “piloto automático”, sin criterio. Para el líder obsoleto y/o que llegó a éste nivel, no por su capacidad, si no por los muchos años de ser un obediente autómata, rodearse de seres similares resulta bastante cómodo, pero tarde o temprano el resultado será tener círculos viciosos, fuentes de conflicto y bajos estándares de desempeño.

Hay tres principales tipos de autómata:

  • Pasivos/borregos: programados para seguir instrucciones/órdenes al pie de la letra, sin cuestionar. Sin iniciativa, hace algo hasta que se lo pidan.
  • Entusiastas/con iniciativa: programados para ser porristas, halagar y quedar bien, trabaja para que lo vean. Se pone de alfombra si es necesario. Logra cosas por “lamebotas”.
  • Aprovechados/oportunistas: programados para actuar agresivamente sin criterio, sin conocimiento de causa, sin principios/valores con tal de alcanzar sus fines. Ambición ciega.

Identifícalos

  • Ley del mínimo esfuerzo; son flojos, poca energía
  • Resistencia al cambio. Se muestran molestos al mínimo cambio
  • Excusas y justificaciones; repiten el mismo error una y otra vez
  • Actitud víctima o mártir; drama por situaciones triviales
  • Comunicación pasiva: incompleta y limitada; no logran comunicar lo que quieren
  • Nulo autoconocimiento: reaccionan, son seguidores ciegos
  • Muestran un carácter débil, subdesarrollado. Actúan en automático
  • Altas exigencias y poca automotivación y compromiso
  • Sobreviven. Subsisten del trabajo o la inteligencia de terceros
  • Se ofuscan ante el conflicto, actuando con evasión y/o siendo pasivo-agresivos (con sarcasmo e ironía)
  • Acartonados. Sin criterio propio. No dan solución a las inquietudes del cliente
  • Se ofenden fácilmente, no asimilan la retroalimentación
  • Prefieren tener razón que aprender. Obstinados

Contratar autómatas es costoso. Además de la obvia desventaja que implican por la ineficiencia, rectificarlos requiere una inversión en formación y desarrollo de competencias que el candidato ya debería poseer, y lo es aún más cuando logran ser ubicados en puestos clave, situación bastante común tanto en las organizaciones privadas como gubernamentales en México. Identificarlos es esencial para evitar situaciones como: baja productividad, clima laboral tóxico y el desprestigio (del cual es muy difícil recuperarse).

Compartir