Business man holding a picture frame over city.
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 Mudo.

 No me encuentro a nadie que me salude ni me diga nada.

Soy un extraño en mi Ciudad, mi gran Ciudad de calles polvorientas y enfangadas.

 Rolando Escardó

 

Uno de los laboratorios para la curiosidad es la ciudad. Las ciudades (en plural) brindan una amplia variedad de caracteres, sonidos, olores, sabores, experiencias, personas, relaciones, contactos, entre otros. No es lo mismo vivir una ciudad de día a vivirla a altas horas de la noche. Esto ocurre por diversas razones: la cantidad de personas que viven en una ciudad hacen que entremos en una especie de anonimato, la vida urbana es acelerada por lo que todo ocurre bastante rápido, las ciudades acumulan culturas, economías, formas de vida, etc., y en la medida que transcurre el día los actores de las calles van cambiando.

Con estas cuatro acciones podrás vivir cualquier ciudad como un turista, haciendo de ella un laboratorio para tu curiosidad y maximizando tu capacidad de asombro:

 

  1. Flanea por la ciudad:

El antropólogo español Manuel Delgado en su libro “El Animal Público” utiliza el término flâneur para hacer referencia a una persona que camina la ciudad para experimentarla, esta caminata consciente hace que identifiquemos elementos que están naturalizados en el paisaje, apreciando la ciudad: sus olores, sus sabores, las personas y sus actitudes, los lugares, las plazas y lo que ocurre en ellas. Observar las ciudades detenidamente al caminarlas, hace que conozcamos lugares que seguro no sabíamos que estaban allí. Es una forma sencilla de hacer turismo desde nuestros lugares cotidianos y desarrollar la capacidad de asombro de nuestros sencillos descubrimientos.

El frlâneur es un observador constante, busca detalles y establece relaciones. Este observador hace recorridos comunes por la ciudad, utiliza diversos medios de transporte y amplía progresivamente su visión de la ciudad a través del contacto cotidiano; lo más importante que tiene un flâneur es la disposición al paseo por la ciudad. Sí, pasear. Pasear como disfrute y como ruta.

 

  1. Escucha las voces de la ciudad:

Es común que el ritmo acelerado de la ciudad no nos permita establecer relaciones con los conciudadanos, esto hace que encapsulemos nuestra percepción de la ciudad. En este sentido, escuchar otras voces es también ampliar. Normalmente no estamos dispuesto a escuchar a los demás, sobretodo por nuestro acelerado ritmo citadino, por ello cuando nos sentamos en el banco de una plaza y nos disponemos a escuchar a los demás podemos caracterizar aún más a los habitantes de una ciudad. Incluso si es la ciudad donde crecí y creo conocer cómo son.

Escuchar es una capacidad que se desarrolla, el ejercicio de escuchar puede hacer que revisemos lo que se dice y encontremos puntos de convergencia y divergencia con las personas y, mejor aún ampliemos los relatos que construyen a la ciudad en nuestra mente.

 

  1. Come, la comida revela:

Un buen lugar para conocer una ciudad es donde hay comida, las personas tienden a reunirse alrededor del hecho gastronómico. No tienen que ser lo restaurantes lujosos, con tener una comida en un lugar abierto que sirva para ello en horas del mediodía, sirve. Igual checar los lugares de comida, el tipo de comida que sirven en una ciudad alimenta la visión de ella y te proporciona elementos culturales importantes. Por ejemplo ¿Existen restaurantes de comida koreana en tu ciudad? ¿y comida etíope? ¿dónde están? las respuestas ayudaran a entender la diversidad cultural que tiene tú ciudad.

 

  1. Lápiz y papel tus mejores amigos, anota:

La principal acción para conocer algo es anotando datos u observaciones que te hayan parecido curiosos. O aquellas frases de conversaciones que hayas tenido, esos olores que te llevan a otro pensamiento. Anotar-escribir constituye un paso fundamental para profundizar en la curiosidad. Permite transformar la curiosidad en un proceso donde ahondar, buscar y avanzar en pro de tú objetivo se torna operativo. Además que llevar anotaciones te permite tener un orden de toda la información que vayas recabando.

La intriga es un elemento importante de la curiosidad, las ciudades como laboratorios permiten que vivamos intrigados por sus calles, su gente y su configuración. También hace que maximicemos la capacidad de asombro, permitiendo que los detalles maticen nuestra percepción de una ciudad. Lo fascinante de estas cuatro acciones es que se pueden aplicar en cualquier ciudad, después de todo, la curiosidad es algo que te puede llevar a cualquier lugar.

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