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El problema de la obsolescencia tecnológica en las empresas no se limita a la necesidad de reemplazar los equipos porque han dejado de funcionar o no poseen características que sí tienen los modelos más recientes.

En muchos casos, el verdadero desafío es entender el ciclo de vida y velocidad de obsolescencia tecnológica para determinar con objetividad si es necesario y factible -tanto en términos económicos como de sustentabilidad- reemplazar el equipo.

Para establecer un criterio que permita tomar esta decisión es importante conocer los distintos tipos de obsolescencia tecnológica y tener claro que ésta solo afecta a las empresas cuando pasa por la funcionalidad o limita el desarrollo de las operaciones.

En cuanto a la tecnología empresarial, la obsolescencia se puede clasificar considerando aspectos como:

  • Percibida. No implica un cambio de tecnología, sino que está basada en factores externos como el diseño.
  • De calidad. Se relaciona con el fallo de los equipos debido al deterioro. Este es el tipo de obsolescencia que deben atender de forma constante las compañías para mantenerse vigentes en el mercado.
  • Planificada. Es la llamada obsolescencia programada, o tecnología con fecha de caducidad, que debe ser reemplazada cada cierto tiempo. Repercusiones de la obsolescencia en la tecnología empresarial. Una vez que se ha identificado la necesidad real de cambiar el equipo, conocer las repercusiones de la obsolescencia puede ayudar a las empresas a modernizar sus operaciones, así como a reducir los costes y el daño ambiental vinculado a ellas.

¿Cuáles son los riesgos más importantes de no actualizarse cuando corresponde? Aquí enlistamos algunos:

 

Pérdida de competitividad y rentabilidad. Pasar por alto el ciclo de vida y velocidad de obsolescencia tecnológica puede dejar a las organizaciones sin la capacidad de crecer; y mientras continúan desarrollando procesos complejos y con poca capacidad operativa, enfrentan falta de liquidez y mayores dificultades para sostener su modelo de negocio.

 

Dependencia tecnológica de otras naciones. En México, la escasa inversión en investigación científica, desarrollo experimental y la falta de colaboración entre universidades e industrias ha resultado en la necesidad de importar tecnología a costos elevados que pueden generar un impacto negativo en las operaciones de una empresa.

 

Vulnerabilidades en la seguridad de la información. Si hablamos de equipo de software y tecnologías de la información, la desactualización conlleva graves riesgos asociados a la pérdida o el robo de datos. Lo que a su vez compromete el trabajo y la reputación de las organizaciones.

 

Obsolescencia programada: tecnología con fecha de caducidad.

Si bien se tiene la capacidad técnica para producir equipos durables y de alta calidad, la tendencia del mercado es fabricar maquinaria para que tenga una vida útil limitada y deba ser reemplazada rápidamente.

Esto dispara la generación de residuos y dificulta la estrategia de sostenibilidad de las empresas. En este contexto, Engen Capital sugiere las siguientes soluciones para evitar el rezago por obsolescencia:

La primera de ellas es el arrendamiento puro, contrato por el pago de una renta de activos y la posibilidad de decidir si comprarlo, extender el plazo del contrato o devolver el equipo. Una segunda opción es la que propone el arrendamiento financiero, que implica el pago de una renta que incluye capital e intereses, con lo cual, al término del contrato, se tiene la posibilidad de adquirir los activos a un precio simbólico. Finalmente, el crédito empresarial es la alternativa para compañías que buscan reemplazar su equipo tecnológico por activos de última generación sin descapitalizarse.

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