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diciembre 11, 2025A diez años de su fundación, el caso Reina Madre y la digitalización de la salud femenina en México
En México, la mortalidad tratable es 127 % mayor que el promedio de la OCDE y el gasto en salud per cápita es 73 % inferior. En ese contexto, la salud de la mujer se ha convertido en una de las brechas más profundas del sistema: servicios públicos saturados, hospitales privados con precios fuera del alcance de la mayoría y poca oferta especializada accesible.
Hace una década, Grupo Reina Madre decidió ocupar ese espacio intermedio. Lo hizo con un modelo de clínicas gineco-obstétricas especializadas, más accesibles que los hospitales privados tradicionales y enfocadas en prevención, atención digna y experiencia del paciente. Diez años después, el proyecto se prepara para su siguiente fase: digitalizar la operación para escalar sin perder cercanía.
Un modelo para atender a quienes quedaban en medio
La tesis de Reina Madre partió de una observación simple: entre el sistema público saturado y los hospitales privados de altísimo costo, existía un segmento de mujeres y familias dispuestas a pagar por un servicio médico digno, pero sin capacidad económica para las tarifas tradicionales.
“Detectamos una gran oportunidad entre dos extremos: hospitales privados con precios fuera del alcance y un sistema público saturado”, explica Juan Esteban Moctezuma, cofundador y co-CEO de la compañía. “Nuestro objetivo fue crear clínicas especializadas que ofrecieran atención médica de alta calidad, pero con una experiencia humana, cercana y accesible”.
Inspirados en modelos de atención accesible observados en países como India, Moctezuma y su socio Vicente Estévez abrieron su primer hospital en Toluca. Con el tiempo, el modelo evolucionó hacia un esquema asset-light: clínicas ambulatorias para la mayor parte de la atención y alianzas con hospitales para procedimientos de alta complejidad. Ese diseño permite ofrecer servicios entre 30 % y 50 % más accesibles que el promedio del sector privado, según datos de la compañía.
Escala y resultados: dos millones de mujeres, miles de nacimientos
Diez años después de su fundación, Reina Madre opera 15 clínicas y una unidad hospitalaria. En ese periodo ha atendido a cerca de 2 millones de mujeres, realiza más de 37 mil consultas mensuales y ha acompañado más de 25,700 nacimientos.
El énfasis en prevención también ha tenido resultados medibles. La detección oportuna del virus del papiloma humano (VPH) en las pacientes ha permitido, de acuerdo con la empresa, salvar más de 3,350 vidas, al identificar lesiones a tiempo y canalizar tratamientos adecuados.
En la dimensión de experiencia, la red reporta un Net Promoter Score (NPS) superior a 85, un indicador poco común en servicios de salud, donde la relación médico-paciente suele estar marcada por esperas largas, procesos fragmentados y comunicación deficiente.
“Nuestro modelo beneficia a todos los actores: médicos, pacientes y hospitales aliados”, apunta Moctezuma. “Generamos flujo constante de pacientes para especialistas, negociamos tarifas competitivas con hospitales y garantizamos precios justos para las familias”.
Digitalización como segunda etapa: del call center al expediente clínico electrónico
El aniversario llega en un momento de inflexión. Con un call center que procesa más de 60 mil interacciones mensuales, el siguiente paso estratégico de Reina Madre es la transformación digital de la operación.
La compañía desarrolla su propio sistema de agendamiento y un expediente clínico electrónico unificado, con tres objetivos principales:
- Integrar la experiencia del paciente.
Que desde la primera llamada hasta el seguimiento posparto, la información esté disponible, ordenada y accesible para el equipo médico y de atención, sin depender de sistemas aislados o papel. - Mejorar la eficiencia operativa.
Reducir tiempos de espera, optimizar el uso de consultorios y quirófanos, y disminuir tareas administrativas repetitivas que hoy cargan sobre el personal clínico y de recepción. - Generar datos para gestionar mejor la red.
Entender patrones de demanda por clínica, tipo de servicio, horario y perfil de paciente, y usar esa información para planear capacidad, diseñar nuevos servicios y priorizar campañas de prevención.
La digitalización, señalan sus directivos, será clave para escalar el modelo sin sacrificar calidad ni cercanía. Pero también implica nuevos desafíos: asegurar la protección de datos sensibles, garantizar continuidad operativa y acompañar a los equipos clínicos en la adopción de nuevas herramientas.
Un mercado poco cubierto: nacimientos y seguros privados
Las cifras del propio sector muestran el tamaño de la oportunidad. Solo el 25 % de los nacimientos en México se atiende en el sector privado y menos del 10 % de la población cuenta con seguro médico privado.
En ese contexto, modelos especializados y más accesibles como Reina Madre pueden jugar un papel importante en:
- ofrecer alternativas viables a mujeres que hoy dependen únicamente de un sistema público sobrecargado;
- descargar presión de instituciones públicas en segmentos donde la atención programable es posible;
- mostrar que la atención enfocada en la mujer, con enfoque preventivo, puede ser sostenible financieramente.
El reto no es menor. México arrastra rezagos históricos en inversión en salud, infraestructura y personal médico, especialmente en ginecología y obstetricia. Un modelo privado accesible no sustituye la responsabilidad del Estado, pero sí puede complementar la oferta y presionar al sistema para elevar estándares de servicio.
Emprendimiento social en salud: lecciones del caso Reina Madre
Más allá de las cifras, el caso ofrece varias lecciones para el ecosistema de emprendimiento y salud en México:
- Especialización + escala moderada
En lugar de intentar ser un hospital generalista, Reina Madre eligió enfocarse en salud femenina y perinatal. Esa especialización permite:
- concentrar inversiones en equipos y competencias críticas;
- estandarizar protocolos clínicos;
- y construir una marca asociada a un momento específico de la vida de las pacientes.
- Modelo asset-light y alianzas hospitalarias
El giro desde un hospital propio hacia clínicas ambulatorias con alianzas para procedimientos complejos reduce la intensidad de capital y acelera la expansión. No resuelve todos los retos —las alianzas deben gestionarse cuidadosamente—, pero ilustra cómo se puede crecer en servicios sin asumir toda la carga de infraestructura.
- Digitalización como palanca de impacto, no solo de eficiencia
El expediente clínico electrónico y el sistema de agendamiento no son solo herramientas de productividad. Bien diseñados, pueden:
- mejorar continuidad de la atención,
- reducir errores por información incompleta,
- facilitar recordatorios de estudios preventivos,
- y permitir una mejor coordinación entre clínicas y hospitales aliados.
- Métricas que cruzan negocio e impacto social
El reporte de vidas salvadas por detección oportuna de VPH convive con indicadores de negocio (volumen de consultas, nacimientos, NPS). Esa combinación de métricas comerciales y de impacto social es clave para cualquier empresa que se autodefina como “emprendimiento social”.
Lo que viene: digitalizar sin perder la dimensión humana
A una década de su fundación, Reina Madre se presenta como un caso interesante de cómo un emprendimiento de salud puede combinar rentabilidad, accesibilidad y enfoque en una población históricamente desatendida: las mujeres que no califican para la alta gama privada, pero tampoco pueden resignarse a listas de espera interminables.
El siguiente capítulo —la digitalización profunda de su operación— será decisivo. De su diseño dependerá que la tecnología refuerce, y no diluya, lo que desde el inicio ha sido su propuesta central: atención clínica sólida con una experiencia humana, cercana y respetuosa.
Para el ecosistema de salud y healthtech en México, el caso deja una pregunta abierta: ¿cuántas otras brechas —en salud mental, enfermedades crónicas o cuidado del adulto mayor— podrían abordarse con modelos similares, combinando especialización, accesibilidad y uso inteligente de datos? La respuesta no está solo en la tecnología, sino en la capacidad de diseñar modelos que pongan a las personas al centro y demuestren, con números, que también pueden ser sostenibles.


