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Usamos la palabra población para definir al grupo de seres humanos que en conjunto hacen un grupo. En la realidad la población es el agregado de historias de vida, de personas de múltiples edades y características que están agregados por ciertos rasgos o valores.

 

 

Por ejemplo, la población de un país la conforma sus habitantes, sus residentes, pero también los que nacieron fuera y tienen vínculos con su país. Para otros países, población es solo sus nacionales y excluyen a los extranjeros que residen en su territorio. La definición de población es relevante porque a partir de ella se definen políticas públicas y  el grupo objetivo al que se dirigirán los programas y la gestión.

Entonces, ¿por qué el 11 de julio conmemoramos el Día Mundial de la Población? Porque las historias de vida cuentan. Las Naciones Unidas establecieron esta fecha para concientizar sobre las temáticas globales que afectan a las personas. ¡Porque somos más de 7 mil millones de personas!

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 A nivel internacional se ha discutido sobre la importancia de consolidar un binomio favorable entre la población y el desarrollo. Es decir, que en la medida que logremos accionar los derechos en las vidas de las personas, toda ellas podrán consolidar una vida más próspera y feliz.

Hablar de desarrollo en la población es pensar que gobierno y sociedad son capaces de influir favorablemente en la vida de las personas y proporcionar los servicios, ambiente y condiciones necesarias para su adecuado crecimiento desde el nacimiento hasta su muerte. Las políticas de población comienzan en el control natal, pasan por salud, nos describen las historias de vida, y reflejan su envejecimiento hasta su fallecimiento.

Y hasta aquí parece que estamos hablando de un entramado de cosas difíciles de concretar, pero las políticas de población son transversales porque abarcan la historia de vida de las personas y porque nos permiten (o al menos esa es su mayor apuesta) predecir e influir en los cambios de las sociedades para hacerlas más inclusivas y justas.

Los estudios de población son tan viejos como los primeros censos, que nos permitían saber cuántas personas y que calidad de ciudadanía tenían cada uno. De ahí, se continuó hacia análisis que permitieron encontrar que las necesidades de la población son interminables y las formas y los recursos que tenemos para sacarlas son limitados. Actualmente los estudios de la población son mucho más complejos y se desarrollan en la arenas del big data.

Las estimaciones sobre el futuro de la población recurren cada vez más a complejos recursos informáticos, estadísticos y matemáticos que permiten predecir sus movimientos migratorios, su calidad de vida económica y de salud, su natalidad, entre otros aspectos.

Existen políticas transversales como la seguridad social que cubren toda la línea de vida de las personas. Sin ellas, no habría un crecimiento importante en el volumen de la población ni en la esperanza de vida, las prestaciones económicas no existirían, entre otros beneficios que han permitido consolidar sociedades con algunos mínimos de bienestar para la mayoría. Aún queda mucho por hacer y existen grupos que están excluidos del promedio de la población o de políticas focalizadas. Sin embargo, la complejidad de los instrumentos con los que ahora contamos deberían ser una fuente de datos que permitan observar los detalles de la población.

Soñar con el binomio población y desarrollo es posible, muy posible, si somos capaces de convertir datos en políticas, políticas en datos y a todos en personas.

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