Si usted conoce al ingeniero Martin Cooper vaya su casa de Chicago que su vida corre peligro pues en México, una abuela lo busca para “romperle su madre”.
En un video difundido en redes sociales, una nada tierna abuelita lo acusa sin conocerlo quizá de provocar que la humanidad viva permanentemente distraída en su principal creación, el teléfono celular.
“Estoy encabronadísima con el HDP que inventó el celular porque todo mundo está en el celular”.
En efecto, Martin Cooper trabajaba para Motorola cuando en 1973 hizo la primer llamada desde un teléfono inalámbrico que evolucionó hasta lo que hoy conocemos como teléfonos celulares inteligentes.
El diagnóstico de la señora no es errado.
Hoy los teléfonos llamados inteligentes, acercan a quienes están lejos y alejan a quienes están cerca; pero además son ya la principal causa de accidentes de tránsito, de ansiedad en las personas y de un extraño trastorno conocido ahora como nomofobia o el miedo a estar sin celular por un mínimo de tiempo.
Pero quizá lo más delicado es la creciente cantidad de estudios que aseguran que el uso del celular se ha vuelto un factor de primer orden en la desintegración familiar y familiar.
La gente, las familias y ahora los empleados ya no tienen contacto físico, usan el celular para comunicarse y en el extremo, de comunicarse con personas, situaciones o grupos virtuales para caer en conductas no solo antisociales y criminales.
Se estima que más del 64% de la población mundial tiene uno. En unos años habrá 5 mil millones de celulares desintegrando familias ó comunicando a empleados.
La abuela enojada con Martin Cooper quizá no lo encuentre nunca para hacerle daño, pero el invento de Cooper si seguirá causando estragos en la vida social y familiar de la humanidad.