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Cena con amigos y de pronto nos llama la atención una botella de vino español, roja y envuelta en una media de mujer. Lleva en letras grandes la palabra Lujuria. Mientras probamos el vino (exquisito) queremos saber más de esta provocación. El anfitrión dice que trajo la botella de España y luego hablamos del sabor del vino y del marketing que lo acompaña. De entrada, la marca consiguió que nos interesara tanto el producto en sí, como su historia.

 

Al investigar encuentro que el nombre de la empresa es No hay Vida sin Pecado. Se trata de una bodega vitivinícola española, de la zona de La Rioja, creadora de la marca Siete Pecados: no sólo se trata de siete vinos tintos con Denominación de Origen sino, muy marcadamente, de un concepto que se basa en Storytelling.

 

El concepto es obra de dos bodegueros, un restaurador y un diseñador. Los vinos están elaborados con distintas proporciones de uvas Tempranillo Peludo y Graciano; cada uno tiene sus matices propios. Pero antes de probarlos, las botellas atrapan la atención gracias a su diseño y humor. Cada una lleva impreso su carácter, el que corresponde al pecado que encarna. Esto lo logran a través de guiños de diseño que disparan historias:

 

Vino de la Lujuria. La botella es roja, la abraza una media femenina negra.

Vino de la Ira. La etiqueta es blanca, destaca sobre fondo negro y está quemada, como si acabara de ser víctima de un arranque de enojo.

Vino de la Avaricia. Es negra y lleva impresa una cerradura dorada que “impide” su consumo.

Vino de la Envidia. Como si fuera un espejo, la botella es dorada y refleja lo que desea, es decir, todo lo que está alrededor.

Vino de la Pereza. De un negro deslavado y como cubierta de polvo, parece recién salida de un sueño largo. Además, el texto es horizontal, “acostado”.

Vino de la Soberbia. La botella es negra y las letras rojas de “Soberbia” están decoradas con cristales Swarovski.

Vino de la Gula. Es negra y luce la imagen de un tenedor inservible, con los dientes doblados por tanto uso.

El sitio web de la marca, además de información sobre cada uno de los siete vinos, incluye un par de frases como puestas en boca del propio vino. Por ejemplo, en Pereza se lee: “Mi tiempo pasa, mis horas se pierden, se agotan mis sensaciones pero me satisface mi absurda inactividad… todo lo que deseo es nada, la nada que me lo da todo”. Me encanta la idea arriesgada y la realización: el marketing involucra humor, es fácil de recordar, se apoya en un diseño atractivo.

 

En otras cosas pero en las mismas: hace días leí sobre el primer foro de Storytelling para marketing del vino, recientemente realizado en Madrid. Algunas conclusiones del evento aplican perfectamente a Siete Pecados:

  1. La metáfora es un arma potente para llegar al consumidor. Contar historias y evocar sensaciones genera un vínculo emocional con el usuario, al despertarle emociones.
  2. Es clave poner al consumidor en el centro. A través del empleo eficaz de personajes e innovación, la marca pone al consumidor en el centro: le genera experiencias con la marca.
  3. Cultura y vino son un binomio imprescindible. El Storytelling puede ser un pilar estratégico de las acciones de marketing porque entretener y divertir son puntos clave para que la marca sea recordada.
  4. El vino se comparte en compañía. A través de la narración es posible ofrecer al consumidor formas de socializar en torno a la marca.

El usuario quiere formar parte de las historias, compartirlas y tener influencia sobre ellas.

@danioska

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