“La democracia no garantiza el buen gobierno, lo único que garantiza es que podemos echar al Gobierno que no nos gusta. La cuestión sigue siendo no solo quién manda, sino cómo manda y para qué”.
Felipe González. Ex Presidente de España.
Ahora, las preguntas son:
- Lo digital ¿hasta dónde puede ayudar a la democracia? Si la democracia es una manera de organizar la convivencia y que los gobiernos sean representativos, parecería que hay un espacio, la información en tiempo real, las redes sociales, la comunicación a través del WhatsApp contribuyen a la movilización. Éso es seguro, pero ¿contribuyen a la reflexión y al compromiso a largo plazo?
- Responder a los problemas de la sociedad ¿hay nuevas fórmulas? La esencia es estar cerca de la sociedad, no la abstracción de las decisiones globales, sino la realidad de los problemas locales. Lo que hay son nuevas ecuaciones y hay que resolverlas.
- La Gobernabilidad ¿es un imperativo o una opción? Sin gobernabilidad, es imposible gobernar. La transparencia apoyada en lo digital puede evidenciar la actitud de los gobernantes para con su comunidad y qué los mueve.
- Leyes ¿para qué? Tácito decía, cuánto más corrupto es un Estado, más leyes tiene. Lo digital puede hacer eficiente el conocimiento, aunque no el cumplimiento de las leyes, de las normativas, para no caer en la sobrelegislación.
- ¿De la democracia vertical a la horizontal? Giovanni Sartori decía que “la democracia vertical es el sistema de gobierno, mientras la horizontal indica solo el colapso”. Lo digital hacia dónde nos lleva, ¿hacia una mejor gobernabilidad o hacia una democracia de suma cero?
Lo digital y la gobernabilidad se convertirán ¿en un nuevo animal o en un nuevo monstruo?