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“La cultura es todo”

Gabriel García Márquez

 

Un factor importante en el desarrollo de un Smart Destination es la cultura. Este concepto ha sufrido modificaciones a lo largo de la historia, en primer momento se asociaba la cultura exclusivamente con tradiciones y manifestaciones culturales típicas. Actualmente se han incorporado acepciones que han ampliado su término y también su función en los procesos sociales.

 

Entre los conceptos de “cultura” más utilizados se encuentra el proclamado por la UNESCO en la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales, realizado en México en el año 1982 en donde lo enuncian como: “el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.”

 

En este concepto se puede ver la incorporación de prácticas, hábitos y costumbres de grupos sociales que crean un sistema de valores particulares. Razones que nos llevan a reflexionar acerca de la relación de estos conceptos y la propuesta de los Smart Destination. Si pensamos en un destino turístico inteligente lo primero que se presenta en nuestra mente es la tecnología y la innovación. Ciertamente los smart destination incorporan esto en el desarrollo de los destinos turísticos pero ¿y la cultura local? ¿y las prácticas, hábitos y costumbres de los pobladores del destino? ¿se casan estos dos conceptos? La dicotomía entre lo global y lo local ha sido motivo de reflexiones para innumerables pensadores de distintas disciplinas.

 

Ahora ¿qué busca un Smart Destination global en culturas locales?

 

Sabemos que los destinos inteligentes han buscado desarrollar mecanismos que permitan la implementación de ecosistemas digitales al servicio del turista y la ciudadanía. Es tan franco el camino tecnológico que es difícil entender un “smart destination” desde la inteligencia no tecnológica. Dicha inteligencia pasa por identificar la cultura local del destino y generar la infraestructura necesaria para fortalecerla.

 

Si estudiamos a la luz de los ecosistemas digitales lo que puede ofrecer un destino inteligente para los turistas, lo relacionamos con la posibilidad actual de estar siempre conectados y tener la oferta de bienes y servicios turísticos al alcance de nuestros smartphone. Sin embargo, lo que no está en la superficie son los profundos cambios que propone adaptar las tecnologías a las prácticas, hábitos y costumbres cotidianas de dichos destinos.

 

Los Smart Destination proponen desafíos en cuanto a necesidades reales de sus habitantes de estar a la vanguardia en gobernanza, en innovación y apropiación tecnológica, como herramientas eficaces para la gestión de gobiernos locales en cuanto a transparencia y mejoras en la oferta turística. Así como incorporar como parte de su cultura los cambios tecnológicos, aprovecharlos para el derrame económico local y el enriquecimiento cultural.

 

Dentro de los cambios que propone convertirse en un destino turístico inteligente a un pueblo con identidad local, se encuentran principalmente en hacer de su cultura y lo particular de ella un nuevo emblema digno de estar en las principales opciones de un turista 3.0

 

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