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diciembre 18, 2025La adopción de la Inteligencia Artificial (IA) en América Latina ha dejado de ser una promesa de ciencia ficción para convertirse en el sistema nervioso invisible de nuestra economía. Sin embargo, al observar el panorama de 2025-2026, nos encontramos ante una encrucijada bimodal: vivimos una euforia desordenada en las calles y oficinas —donde el usuario adopta la tecnología por supervivencia— y una cautela calculada en las juntas directivas corporativas.
Este documento no es solo un análisis de mercado; es una radiografía de cómo una región históricamente consumidora de tecnología intenta, a marchas forzadas, convertirse en arquitecta de su propio futuro digital.
La disrupción bimodal
Para entender el 2025, hay que mirar a México. El país ha emergido como un líder inesperado con un 76.2% de los lugares de trabajo integrando ChatGPT, una cifra que supera a muchas economías del Norte Global. Pero cuidado con los datos: esta adopción no es vertical (de arriba abajo), sino orgánica y casi viral. Es el fenómeno del Shadow IT: empleados que, ante la presión de la productividad, instalan sus propias herramientas de IA sin esperar permiso del departamento de TI.
Sin embargo, este entusiasmo coexiste con una fractura emocional. A pesar del uso extensivo, vivimos una paradoja de confianza:
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El 44% de los latinoamericanos teme la desinformación, sintiendo que la verdad se diluye en un mar de datos sintéticos.
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El 38% teme la pérdida de empleos, viendo en el algoritmo a un rival silencioso en lugar de un aliado.
Estamos ante un escenario complejo: abrazamos la eficiencia de la máquina con las manos, mientras nuestra psique colectiva tiembla ante la incertidumbre. La tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad emocional para procesarla.

La batalla por la atención cognitiva
El mercado actual es una guerra de software y una competencia por ser el “copiloto” de la mente humana.
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ChatGPT (OpenAI): Se mantiene como el estándar, el “Kleenex” de la IA. Su alianza con Rappi para lanzar “ChatGPT Go” es una jugada maestra para democratizar modelos avanzados en la economía on-demand.
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Google Gemini: Ha entendido que la batalla está en el bolsillo. Su integración nativa en Android lo posiciona como la herramienta de investigación por excelencia para quien vive en el ecosistema móvil.
Mientras los generalistas abarcan mucho, herramientas como Claude (para razonamiento complejo y ética) y GitHub Copilot (que ya domina el 42.30% del desarrollo de software) funcionan como bisturís de alta precisión. La aparición de DeepSeek nos recuerda que en este ecosistema, la volatilidad es la única constante.
Cuando la Neurona conoció al Nodo
Para comprender el impacto real, debemos quitarnos las gafas de tecnólogo y ponernos las de biólogo y sociólogo.
Es vital recordar que la IA actual opera bajo una mímesis cognitiva. Las redes neuronales artificiales imitan la estructura del cerebro, pero no su consciencia.
Imaginemos a la IA como un loro con memoria fotográfica infinita; puede replicar y predecir palabras con una precisión asombrosa, pero carece de la experiencia sensorial del mundo.
Sin embargo, herramientas como AlphaFold están revolucionando la biología real, permitiéndonos predecir estructuras proteicas y mapear conexiones sinápticas (conectómica) a una velocidad que ningún humano podría igualar.
El Colonialismo de Datos
Aquí reside el peligro más silencioso. La mayoría de los Grandes Modelos de Lenguaje (LLM) son anglocéntricos. Han sido entrenados con valores, sesgos y contextos del Norte Global. Al importar estos modelos sin filtros, corremos el riesgo de un colonialismo tecnológico: importar una visión del mundo que no encaja con la realidad latinoamericana, amenazando nuestra identidad cultural y soberanía informativa.
La IA no impacta igual a un banco que a una tienda de barrio. Veamos cómo se materializa esta revolución:
- Fintech: Supervivencia y democratización
En el sector financiero, la IA no es un lujo, es el escudo. Bancos como Nubank y Banorte utilizan Machine Learning para detectar fraudes en milisegundos. Pero el verdadero impacto humano está en la inclusión: plataformas como Konfío o Lounn analizan datos alternativos (comportamiento, facturación) para dar crédito a quienes la banca tradicional ignora. Es la tecnología reparando brechas históricas.
- Retail y logística
Rappi ha convertido la ciudad en un tablero de ajedrez optimizado, prediciendo la demanda antes de que ocurra. Mientras tanto, NotCo utiliza su algoritmo “Giuseppe” para reinventar la comida a nivel molecular. En el retail, ya no solo se venden productos; se gestionan experiencias mediante mapas de calor y visión por computadora que optimizan cada metro cuadrado.
Del caos (2025) a la madurez (2026)
Si analizamos la línea de tiempo, el cambio de mentalidad es palpable:
Variable |
2025: El Año de la Prueba |
2026: El Año de la Alfabetización |
Motor de adopción
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Curiosidad y Shadow IT.
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Estrategia corporativa y Gobernanza.
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Principal Freno
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Falta de presupuesto (48.91%).
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Falta de talento especializado.
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Objetivo
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Productividad inmediata.
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Seguridad, Ética y Estructura.
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Estamos pasando de la adolescencia tecnológica (probarlo todo sin medir consecuencias) a la adultez (entender, regular y construir sobre cimientos sólidos). El reto para 2026 es romper el embudo de talento: tenemos muchos usuarios de ChatGPT, pero muy pocos ingenieros capaces de entrenar y corregir estos modelos.
El futuro de la región
Para que América Latina añada ese billón de dólares prometido a su PIB para 2038, debe atender tres heridas abiertas:
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Soberanía de infraestructura: No podemos depender eternamente de servidores en Virginia o Irlanda. Brasil concentra el 90% de la capacidad de cómputo regional. Necesitamos un “Airbus de la IA”, una cooperación regional para tener nubes soberanas.
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Educación crítica: La alfabetización digital no es saber usar una tablet. Es entender cómo funciona el algoritmo para no ser manipulado por él. Necesitamos pasar de formar consumidores a formar creadores.
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Ética y ciberseguridad: Con el 34% de las empresas reportando vulneraciones, la seguridad debe dejar de ser reactiva. La ética no es un “plus”, es el requisito para que la sociedad acepte estas herramientas.
La Inteligencia Artificial nos presenta una oportunidad de 100 mil millones de dólares en exportación de servicios, pero el dinero es lo de menos. Lo que está en juego es nuestra autonomía.
Si persistimos en una adopción pasiva, seremos meros espectadores de una revolución ajena, exacerbando la desigualdad y la dependencia. Pero si adoptamos un enfoque “Centrado en las Personas” —donde la máquina potencia al humano, donde los datos respetan nuestra cultura y donde la educación cierra brechas en lugar de abrirlas— América Latina puede dejar de ser la fábrica de manufactura para convertirse en una potencia de mentefactura.


