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diciembre 4, 2025Seducir en el ‘feed’: La alianza entre el ‘Social Commerce’ y el ‘Retail Media’ en el 2026
El comercio digital en Latinoamérica ha entrado en su fase más compleja y, paradójicamente, más fértil. El viejo paradigma de la última década —limitarse a operar una tienda en línea y comprar palabras clave (keywords)— se ha vuelto insuficiente para sostener el crecimiento de los márgenes. Lo que emerge en el horizonte hacia 2026 es una estructura de “doble hélice”: dos fuerzas distintas pero irrevocablemente entrelazadas que impulsan el ecosistema. Por un lado, el Social Commerce, motorizado por el descubrimiento y la confianza interpersonal; por el otro, el Retail Media, anclado en la precisión de los datos de primera mano y el rendimiento en circuito cerrado.
Las magnitudes financieras confirman este cambio tectónico. Mientras el mercado de comercio social en la región proyecta rozar los 28.000 millones de dólares para 2030, la inversión en Retail Media crece a una tasa superior al 40% interanual. Para la alta dirección, la disyuntiva ha caducado: ya no se trata de si entrar en estos territorios, sino de cómo diseñar una arquitectura donde ambas hélices giren sincronizadas.
El nuevo vector: Confianza sobre institucionalidad
Esta transformación no es meramente tecnológica; es profundamente sociológica. El consumidor latinoamericano de 2026 dista mucho de aquel que navegaba la web estática. En una región donde la desconfianza institucional es endémica, la compra en línea se ha convertido en un acto de validación colectiva. La “prueba social” —ese comentario de un amigo o la reseña de un creador en el timeline— pesa hoy más que cualquier promesa corporativa.
El recorrido de compra lineal ha muerto. El “googleo” tradicional cede terreno ante la búsqueda nativa en plataformas sociales, donde el primer contacto ocurre en el móvil y es orquestado por algoritmos que priorizan la relevancia emocional. En este engranaje, cada plataforma cumple un rol funcional crítico:
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TikTok (El motor de demanda): Prioriza la relevancia emocional sobre la intención declarada, convirtiendo productos desconocidos en necesidades inmediatas a través de la viralidad.
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Instagram (El escaparate): Se mantiene como el espacio de construcción de valor de marca (equity) y aspiración visual.
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WhatsApp (La caja registradora): En Latinoamérica, la conversación es la transacción. Deja de ser solo un canal de soporte para convertirse en el punto de cierre de venta sin fricción.
Retail Media: La tercera ola de la publicidad
Si lo social enciende la mecha del deseo, el Retail Media garantiza la explosión controlada de la venta. Se consolida como la fuerza de desempeño (performance) definitiva, anclada en datos transaccionales de primera mano que permiten cerrar el ciclo de atribución.
En este escenario, Mercado Libre ejerce un rol sistémico, casi hegemónico. Al operar simultáneamente como marketplace y fintech, ha construido una “monocultura de datos” que permite a las marcas optimizar pujas con una precisión quirúrgica basada en el historial de compra y crédito. Sin embargo, para las marcas, depender exclusivamente de este “jardín amurallado” constituye un riesgo estratégico hacia 2026. La inteligencia real vendrá de la diversificación hacia otras redes de datos (aplicaciones de entrega, farmacias, supermercados) para obtener una visión holística y no fragmentada del consumidor omnicanal.
El orquestador indispensable: Inteligencia Artificial
En un entorno donde la velocidad de los feeds y la complejidad de las subastas publicitarias desbordan la capacidad humana, la inteligencia artificial (IA) se erige como el tejido conectivo indispensable. Su función es doble:
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A la ofensiva (Creatividad): La IA generativa es el antídoto contra la fatiga creativa, permitiendo producir y testear miles de variantes de anuncios y narrativas personalizadas para alimentar la voracidad de las redes sociales sin colapsar a los equipos de diseño.
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A la defensiva (Eficiencia): Los algoritmos predictivos gestionan la complejidad de los precios dinámicos y la atribución de ventas en tiempo real, logrando mejoras de rendimiento operativo de hasta un 30%.
La ecuación estratégica es clara: el componente social crea la demanda, el medio transaccional ejecuta la venta, y la IA asegura que el flujo de inversión entre ambos puntos sea eficiente.
El mandato para el liderazgo
La hoja de ruta hacia 2026 exige la demolición inmediata de los silos internos. Tratar estas dos hélices como departamentos separados es la forma más rápida de destruir valor corporativo.
El imperativo es la unificación: establecer un marco de métricas que conecte el engagement social directamente con el retorno de inversión (ROAS) y transformar la mensajería de un canal de servicio a uno de ventas activo. La ventaja competitiva de la próxima etapa no pertenecerá a quienes simplemente tengan presencia en estos canales, sino a quienes logren entrelazar la confianza del descubrimiento con la precisión matemática de la data. Quien orqueste la convergencia, definirá las reglas del juego.


