Es recomendable también mantener el hábito de un bajo consumo de sodio hasta los 2 años, ya que además de acostumbrar a los bebés a los sabores naturales de los alimentos, también previene daños renales y riesgo de enfermedades como hipertensión o problemas cardiovasculares en un futuro.
“A partir de los 6 meses de edad, la funcionalidad de los riñones de los bebés es del 80%, por lo que protegerlos de grandes cantidades de sal es importante”, agrega la experta.
La hidratación que damos a un bebé es también de suma importancia. No toda el agua es igual, y algunos tipos contienen niveles altos de sodio (superan los 20 miligramos por litro) u otros minerales que no son adecuados, por lo que se recomienda utilizar un agua hecha especialmente para ellos, libre de sodio y apta para bebés.
Esto ayuda a proteger sus riñones, evitar problemas de retención de líquidos y garantizar una hidratación segura.
Consejos prácticos para las familias:
- No dar agua antes de los 6 meses, hasta esa edad, la leche materna es suficiente fuente de hidratación.
- Dar pequeñas cantidades de agua a partir de los 6 meses junto con la alimentación complementaria.
- Elija agua libre de sodio y que sea hecha especialmente para niños.
- No les des agua hervida de la llave, ya que al hervirla demasiado puede generar una concentración mayor de sodio y nitratos.
- No añadir sal a sus comidas. Los minerales de las frutas, verduras y cereales son suficientes.
- Ofrecer alimentos sin sal ayuda a que aprendan a disfrutar los sabores naturales y a mejorar los hábitos a futuro.
El primer año es clave para sentar las bases de la salud futura de sus hijos; cuidar el sodio es una decisión sencilla que marca una gran diferencia.
|