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  • Aunque es esencial para funciones vitales, en los bebés el exceso de sal en la alimentación complementaria puede ser dañino ya que sus riñones aún están inmaduros.
  • El agua de garrafón es una fuente alta de sodio y otros minerales que no siempre se toman en cuenta. 

Ciudad de México, 24 de septiembre de 2025.- Cuando pensamos en el cuidado de un bebé, solemos enfocarnos en sus horarios de sueño,  en su salud y, sobre todo, en su alimentación. Sin embargo, hay un detalle muy importante con respecto a estos temas que a veces pasamos por alto: el sodio.

Este mineral está presente en la sal de mesa, en el agua y en muchos alimentos, y aunque es esencial para funciones vitales, en el caso particular de los pequeños, el exceso puede ser dañino ya que sus riñones aún no están listos para procesarlo. Por eso, durante el primer año de vida, es importante cuidar el sodio y evitar la sal en su alimentación, ya que es fundamental para su salud presente y futura.

De acuerdo con Carolina Muñiz, experta en nutrición infantil de Gerber®.  “Las cantidades recomendadas son realmente bajas; los bebés menores de 6 meses deben consumir 110 mg al día y a partir de los 6 meses 370 mg. Esta cantidad se cubre adecuadamente con la leche materna sin necesidad de añadir este mineral a sus comidas”.

Es recomendable también mantener el hábito de un bajo consumo de sodio hasta los 2 años, ya que además de acostumbrar a los bebés a los sabores naturales de los alimentos, también previene daños renales y riesgo de enfermedades como hipertensión o problemas cardiovasculares en un futuro.

“A partir de los 6 meses de edad, la funcionalidad de los riñones de los bebés es del 80%, por lo que protegerlos de grandes cantidades de sal es importante”, agrega la experta. 

La hidratación que damos a un bebé es también de suma importancia. No toda el agua es igual, y algunos tipos contienen niveles altos de sodio (superan los 20 miligramos por litro) u otros minerales que no son adecuados, por lo que se recomienda utilizar un agua hecha especialmente para ellos, libre de sodio y apta para bebés.

Esto ayuda a proteger sus riñones, evitar problemas de retención de líquidos y garantizar una hidratación segura.

Consejos prácticos para las familias:

  • No dar agua antes de los 6 meses, hasta esa edad, la leche materna es suficiente fuente de hidratación.
  • Dar pequeñas cantidades de agua a partir de los 6 meses junto con la alimentación complementaria.
  • Elija agua libre de sodio y que sea hecha especialmente para niños.
  • No les des agua hervida de la llave, ya que al hervirla demasiado puede generar una concentración mayor de sodio y nitratos.
  • No añadir sal a sus comidas. Los minerales de las frutas, verduras y cereales son suficientes.
  • Ofrecer alimentos sin sal ayuda a que aprendan a disfrutar los sabores naturales y a mejorar los hábitos a futuro.
El primer año es clave para sentar las bases de la salud futura de sus hijos; cuidar el sodio es una decisión sencilla que marca una gran diferencia.
Fuentes: 

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