CPS (Cyber-Physical Systems) concept abstract image
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Las ciudades han venido gestando nuevos adjetivos calificativos. En la medida en la que han evolucionado han pasado por distintos momentos históricos: industriales, modernas, radiantes, zonificadas, entre otros. Estos adjetivos han venido de distintas disciplinas que se han detenido a pensar y estudiar a las ciudades y lo que en ellas ocurre (urbanistas, sociólogos, arquitectos, economistas, antropólogos, cultores, psicólogos, filósofos, geógrafos, etc).

 

Ahora ¿qué hace a una ciudad inteligente?

Las ciudades llamadas inteligentes (Smart Cities) vienen sonando desde hace una década; buscan dar respuesta a las necesidades de sus habitantes incorporando la tecnología, la innovación y la conectividad a la planeación urbana, irradiando a todos los ámbitos que componen la vida urbana. La infraestructura de una ciudad inteligente se plantea desde la eficiencia de sus servicios y la posibilidad de interconectar oportunidades. La palabra clave para entender a las ciudades inteligentes es la gestión; desde la gestión armónica de todos sus recursos (sociales, económicos, culturales y tecnológicos) permite el desarrollo exponencial de sus capacidades. En este sentido, se identifican dos elementos:

 

  1. El factor humano:

Las posibilidades de interconectar experiencias humanas que sirvan para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad. Por ejemplo, en el sector turístico surgen nuevas formas de conocer una ciudad si contamos con aplicaciones, chats o bots que ayuden a los turistas a ubicar restaurantes, rutas, museos, bibliotecas, puntos wifi de la ciudad, etc., pero también estos mismos turistas nutren las redes ponderando a la ciudad y sus servicios, lo que termina retroalimentando el imaginario de la ciudad y su posicionamiento global.

El factor humano es el elemento clave, fundamental y más importante en las ciudades inteligentes, la calidad de las relaciones humanas habla de ello. Por ello, las llamadas ciudades inteligentes se asocian con ciudades felices, en tanto propician relaciones humanas con cualidad.

Así mismo busca ampliar las formas de participación ciudadana, a través de un abanico de posibilidades automatizadas de gobierno. Por ejemplo, experiencias como la incorporación de presupuestos participativos en comunidades que se definen a través de plataformas digitales, buscando generar consenso ciudadano en relación al uso de sus recursos. Estas formas de participación, al igual que en el sector turístico, son retroalimentados en tanto permite que elementos de la gobernanza se nutran de sus ciudadanos.

 

  1. El factor tecnológico:

Este factor es tan importante que su participación en la definición de la ciudad es transversal. La tecnología como aporte al desarrollo de otros elementos urbanos, por ejemplo la movilidad, el mantener a una ciudad en constante intermodalidades de movilidad urbana apuesta a ampliar la diversidad de usos de la ciudades y sus funcionalidades. Es decir, contar con wifi en el transporte terrestre y una aplicación que me permita articular la llegada del transporte subterráneo (metro-subte-subway-etc) con la renta de una bicicleta en una plaza, hace que la ciudadanía pueda moverse a través de una ciudad haciendo uso eficiente del tiempo y los recursos.

Es así que también se suma el elemento medioambiental: las ciudades han sido un total desencadenante de factores climáticos deprimentes, los niveles de contaminación, sus efectos en la calidad de vida urbana han ido incrementándose, el acceso al agua potable, la educación y la seguridad ciudadana son elementos que terminan interconectando frente a la necesidad de gestionar ciudades que sean eficaces. Para ello, edificios verdes, energías alternativas y la transversalidad de la tecnología como respuesta.

Las Tecnologías de Información y Comunicación articuladas de manera tal que permitan aumentar los niveles de accesibilidad de sus habitantes, lo que genera una cantidad de información importante que circula constantemente, que nutre el sistema de vida urbana y que puede comprender la funcionalidad de una ciudad, apostando a sus mejoras desde la gestión.

Es importante recordar que este concepto también plantea ciertos retos: las ciudades tienen elementos que componen su identidad, hacen que sus habitantes desarrollen sus propios estilos de vida y modos de existencia. El planteamiento de las ciudades inteligentes deben ser una articulación y adecuación consensuada entre experiencias tecnológicas y el factor humano, buscando minimizar los efectos colaterales que pueda conllevar la implementación de dichas modificaciones.

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Imágenes: https://morguefile.com

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