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Por Mauricio Pérez Terán

 

La pandemia de COVID-19 ha sido una prueba de determinación, adaptación y recuperación para las personas y organizaciones alrededor del mundo. La crisis derivada de la emergencia sanitaria ocasionó un cambio disruptivo en la vida de las personas y en la operación de las empresas, impactando en la economía y los mercados internacionales; mostrando nuevos desafíos y un replanteamiento para mantener la salud física y mental de las personas, la continuidad en el ritmo de vida y la supervivencia de las organizaciones y la economía.

De acuerdo con datos de la OMS, desde que inició la pandemia de Covid-19, se han contabilizado más de 236 millones de casos positivos en el mundo; en México la cifra se acerca a los 4 millones de casos confirmados, con una tasa de mortalidad cercana al 10 por ciento de los casos totales [1]. Para los sistemas de salud alrededor del mundo esto ha causado un impacto clínico, operativo y financiero, poniendo de manifiesto algunas de las ineficiencias y puntos débiles de la atención médica; desde la necesidad de un monitoreo remoto en tiempo real, hasta la falta de intercambio de datos, interoperabilidad y recursos de cuidados intensivos.

Si bien es cierto que la esperanza de muchos está puesta en la vacunación para regresar paulatinamente a las actividades que se vieron afectadas por la pandemia; también es cierto que debemos considerar que la nueva realidad será distinta, y es necesario estar preparados para ello; destacando que la adaptación a esta nueva normalidad deberá acompañarse de un cambio en nuestros hábitos cotidianos para cuidar nuestra salud, así como de un cambio de paradigma en las instituciones de salud para priorizar la prevención de enfermedades, además de la atención ágil y oportuna.

Entonces, ¿cómo deberían prepararse las instituciones de salud en México para afrontar esta nueva realidad y brindar servicios de salud preventivos y eficientes? Desde mi experiencia como especialista en informática y negocios para Philips México, encuentro la respuesta en la transformación digital; hemos podido constatar que acelerar la adopción de la tecnología conduce a una mayor eficiencia, necesaria para cumplir con las exigencias que demanda esta nueva normalidad.

En este sentido me gustaría compartir tres aspectos a considerar para lograr una recuperación y reinvención exitosa de los servicios de salud para transitar en esta nueva realidad.

  1. Mayor priorización de la tecnología

Antes de la pandemia la utilidad de la tecnología en diversos campos ya era apreciada, sin embargo, con la propagación de la Covid-19, se aceleró la necesidad de impulsar la transformación digital a través de la inversión en tecnología para apoyar la conectividad y la productividad.

La pandemia obligó a muchos ejecutivos a buscar soluciones digitales e invertir en tecnología para que las organizaciones continuaran su operación de forma remota y para anticiparse a ser más eficientes en el futuro.

En el ámbito de la salud, la tecnología ha permitido a los sistemas de salud maximizar su capacidad; por ejemplo, los modelos de atención virtualizados han ayudado a reducir la carga de trabajo de los médicos de primera línea al transferir actividades a otros proveedores. Los servicios hospitalarios que ya cuentan con Registros Médicos Electrónicos (EMR) como Philips Tasy, poseen una fuente para recopilar los datos clínicos y mejorar la gestión de la práctica médica, aumentar la eficiencia, mejorar la toma de decisiones y reducir costos.

La inminente transformación digital de los servicios de salud permitirá impactar positivamente en la experiencia del paciente, por ejemplo; la gestión del back office y el expediente clínico electrónico basados en las mejores prácticas de la industria, pueden optimizar los procesos y recursos bajo una arquitectura integral, mitigando los riesgos de la organización y centrándose en el paciente a través de la gran cantidad de datos que se recaban y que se pueden gestionar de manera eficiente para lograr un mejor diagnóstico apoyados por la tecnología.

 

  1. Mayor enfoque en la salud

La pandemia nos ha recordado la vulnerabilidad de nuestra salud y la necesidad de invertir en innovaciones, compartir conocimientos y recursos para acelerar la búsqueda de soluciones para cuidar de ella.

Durante la pandemia mucha gente se ha alejado de las instituciones de salud por temor al contagio, por ello es necesario impulsar la innovación y ponerla al alcance de los sistemas de salud; de manera que los pacientes que requieran acudir a un centro de salud puedan pasar el menor tiempo posible en el hospital recibiendo una atención ágil y eficiente.

Ante la postergación de muchos procedimientos clínicos, las instituciones de salud deben estar preparadas para lo que viene; mediante soluciones que ayuden a modernizar sus actuales modelos operativos y la incorporación de tecnología que les permita optimizar sus

flujos de trabajo; además de contar con servicios remotos que brinden confianza, garanticen la seguridad de las personas y les permita involucrarse más en su salud de diversas maneras.

Los servicios de telesalud, los portales de pacientes y los dispositivos portátiles para el hogar, por ejemplo, están cobrando mayor relevancia como herramientas de participación y abriendo el camino a la mejora en la experiencia del paciente y que permitirán contar con capacidades de atención más avanzadas como el análisis predictivo. En países como Estados Unidos, la telemedicina tuvo un gran impacto durante la pandemia; tan solo en el primer trimestre del 2020, los casos se incrementaron en un 50% con respecto al mismo periodo del 2019, revelando que la gran mayoría de los pacientes encuestados prefirieron la telemedicina a la consulta tradicional.

Las innovaciones en salud permiten tener diagnósticos oportunos y de fácil acceso, además de brindar la posibilidad de que los costos de los estudios sean acotados para beneficiar a un mayor número de personas.

 

  1. Mayor flexibilidad y conciencia del cambio continuo

La pandemia creó un entorno con nuevos desafíos en todos los ámbitos, y nos hizo reflexionar sobre la importancia de encontrar nuevas formas de mejorar y mantenernos vigentes a través de la flexibilidad y la conciencia del cambio continuo.

El trabajo remoto permitió a muchos líderes reconsiderar el valor del equilibrio tan necesario entre la oficina y el hogar y replantearse un sistema híbrido de trabajo de cara al futuro. Además, la disminución de los desplazamientos gracias al trabajo remoto, puso de manifiesto la forma en que se puede mejorar la calidad del aire y de vida al tener menos carga de movilización vehicular, lo que indudablemente repercute en un mejor estilo de vida y la salud.

La pandemia nos ha llevado a centrarnos en un pensamiento más preventivo. Mientras miramos hacia el futuro, el desafío es ver qué cambio fue inevitable pero acelerado, y tomar el aprendizaje para seguir avanzando.

 

Mauricio Pérez es especialista en informática y negocios; líder de ventas de distrito para Philips México

 

Referencia

[1] WHO Coronavirus (COVID-19) Dashboard

 

Acerca de Royal Philips

Royal Philips (NYSE: PHG, AEX: PHIA) es una empresa líder en tecnología de la salud enfocada en mejorar la salud y el bienestar de las personas y en permitir mejores resultados en todo el continuo de salud –desde una vida saludable y la prevención hasta el diagnóstico, el tratamiento y la atención domiciliaria. Philips aprovecha la tecnología avanzada y los profundos conocimientos clínicos y de los consumidores para ofrecer soluciones integradas. Con sede en los Países Bajos, la empresa es líder en diagnóstico por imágenes, terapia guiada por imágenes, monitoreo del paciente e informática de la salud, así como en salud de los consumidores y atención domiciliaria. En 2020, Philips generó ventas por 19.500 millones de euros y emplea a unos 82.000 empleados con ventas y servicios en más de 100 países. Se pueden encontrar noticias sobre Philips en https://www.philips.com/newscenter.

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