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diciembre 11, 2025De la IA generativa a la IA generacional: qué revela el estudio Cisco–OCDE sobre México y las economías emergentes
La IA generativa dejó de ser curiosidad tecnológica para convertirse en hábito cotidiano. Pero detrás de las cifras de adopción se esconde una historia más compleja: quiénes se están beneficiando de la nueva ola de IA, quiénes cargan con la mayor parte de los riesgos y cómo el uso intensivo de pantallas está impactando el bienestar, especialmente en las economías emergentes.
Un análisis reciente del Centro de Bienestar Digital de la OCDE y Cisco, basado en 14,611 personas de 14 países, muestra un giro interesante: India, Brasil, México y Sudáfrica no solo lideran la adopción de IA generativa, sino que también reportan el mayor tiempo de uso recreativo de pantallas y los altibajos emocionales más pronunciados asociados a la vida digital.
La llamada “Generación IA” es, sobre todo, una generación emergente.
Economías emergentes en la delantera: más uso, más confianza… y más riesgo
Durante décadas, la narrativa tecnológica fue relativamente estable: los países desarrollados adoptaban primero, y el resto seguía con cierta distancia. El estudio Cisco–OCDE sugiere que esta secuencia ya no aplica para la IA generativa.
Los datos muestran que:
- los adultos jóvenes de India, Brasil, México y Sudáfrica lideran el uso de IA generativa;
- estos países exhiben también los mayores niveles de confianza hacia la IA y la mayor participación en programas de formación relacionados;
- en cambio, varios países europeos presentan menor confianza y más incertidumbre frente a su utilidad.
Este liderazgo rompe con la idea de que las economías emergentes siempre llegan tarde a las nuevas tecnologías. La adopción de IA se convierte aquí en una oportunidad de salto: un “atajo” para desarrollar habilidades, productividad y acceso a la economía digital.
Pero la otra cara del estudio es menos cómoda. Precisamente en estos mercados, los encuestados reportan:
- más horas de uso recreativo de pantallas;
- mayor dependencia de la socialización exclusivamente digital;
- y variaciones emocionales más intensas ligadas a la tecnología.
A escala global, más de cinco horas diarias de pantalla recreativa se asocian con menor bienestar y satisfacción con la vida. La investigación subraya que se trata de correlación, no de causalidad, pero el mensaje es claro: si la adopción de IA no va acompañada de una estrategia de bienestar digital, el “salto” puede volverse un costo.
“Generación IA”: la brecha no es solo económica, también etaria
Las diferencias generacionales reflejan un patrón conocido, pero amplificado por la IA:
- más del 50 % de las personas menores de 35 años ya utiliza activamente IA;
- más del 75 % de este grupo la considera útil, y en México el porcentaje sube a 84 %;
- casi uno de cada dos jóvenes de 26 a 35 años ha completado alguna formación en IA (63 % en México).
En contraste:
- más de la mitad de los mayores de 45 años no utiliza IA en absoluto;
- entre los mayores de 55, muchos simplemente dicen “no sé” cuando se les pregunta si confían en la IA, lo que apunta más a falta de familiaridad que a rechazo frontal.
Esta brecha generacional también se refleja en percepciones sobre el empleo: los menores de 35 años y los habitantes de economías emergentes son quienes esperan un impacto más fuerte de la IA en sus trabajos, para bien o para mal.
“Las divisiones generacionales en la adopción de la tecnología digital y la IA no son inevitables, son retos que podemos abordar con acciones específicas”, señala Guy Diedrich, vicepresidente senior y director de Innovación Global de Cisco. “Una medida clave del éxito de la IA no debe ser la velocidad de adopción, sino si personas de todas las edades, niveles de habilidad y geografías pueden usarla para mejorar realmente sus vidas”.
El bienestar digital como nueva métrica de éxito
El estudio insiste en un punto de fondo: usar más IA no equivale automáticamente a vivir mejor.
Las personas de las economías emergentes analizadas son, al mismo tiempo:
- de las más intensivas en consumo digital;
- de las que más dependen de interacciones sociales en línea;
- y de las que reportan mayor inestabilidad emocional asociada a su vida conectada.
La OCDE y Cisco advierten que, a partir de cierto umbral (más de cinco horas de pantalla recreativa al día), las probabilidades de menor bienestar subjetivo aumentan. Esto no significa que toda hora de pantalla sea negativa, sino que el diseño del tiempo digital importa: qué hacemos, con quién interactuamos, cómo alternamos lo online con lo offline.
Desde la óptica de empresas y políticas públicas, esto sugiere que los indicadores de éxito en IA deben ir más allá de “usuarios activos” y “tiempo de uso” e incorporar variables de bienestar: equilibrio entre trabajo y vida personal, calidad de las relaciones, salud mental, sensación de control sobre la tecnología.
Habilidades y fuerza laboral: IA como igualador… o como divisor
El informe también deja ver que la batalla por el futuro del trabajo ya comenzó, y que pasa por habilidades, no solo por acceso a herramientas.
En palabras de Diedrich, “empoderar a las economías emergentes con habilidades en IA no es solo una cuestión de tecnología, sino de liberar el potencial de cada individuo para que pueda forjar su futuro”.
Cisco menciona dos líneas de acción específicas:
- ha formado ya a 26,000 colaboradores en IA;
- es miembro fundador del AI Workforce Consortium, grupo de diez empresas que busca preparar a la fuerza laboral para aprovechar la oportunidad transformadora de la IA en puestos relacionados con TIC en todos los sectores.
Aunque el comunicado se centra en iniciativas de Cisco, el subtexto es generalizable: sin programas de formación masiva, la IA corre el riesgo de profundizar desigualdades entre quienes pueden adaptarse y quienes quedan rezagados, especialmente en segmentos de mayor edad y en ciertos grupos socioeconómicos.
Lo que implica para México y América Latina
Para México, los resultados tienen implicaciones estratégicas:
- El país combina alta adopción y confianza en la IA entre jóvenes (84 % la consideran útil) con un elevado uso recreativo de pantallas. Esa mezcla es promesa y advertencia: potencial de innovación, pero riesgo de desgaste si no se cuida el bienestar digital.
- La alta disposición a formarse en IA (63 % de jóvenes de 26–35 años con algún entrenamiento) es una base sólida para programas de reskilling y upskilling a gran escala, tanto públicos como privados.
- La brecha generacional sugiere que políticas de alfabetización digital que incluyan a mayores de 45 años serán clave para evitar un mercado laboral segmentado entre “nativos” e “inmigrantes” de la IA.
Para líderes empresariales de la región, el mensaje se puede traducir en cuatro líneas de acción:
- Diseñar estrategias de IA centradas en personas.
No basta con desplegar herramientas; hay que acompañarlas con formación, transparencia en usos y canales de escucha para detectar impactos en bienestar. - Medir habilidades y no solo adopción.
¿Cuántos colaboradores saben realmente usar IA en su día a día? ¿En qué niveles de la organización se concentra la capacitación? - Atender la brecha generacional.
Programas de formación diferenciados, mentorías inversas (jóvenes enseñando a seniors) y espacios de experimentación segura pueden ayudar a cerrar la distancia. - Incorporar el bienestar digital a la agenda de talento.
Políticas de uso de pantallas, equilibrio entre sincronía y asincronía, tiempos de desconexión y cultura que no glorifique estar “siempre en línea”.
Un llamado a que la Generación IA incluya a todos
La investigación Cisco–OCDE concluye con un llamado a la acción: reducir la brecha de habilidades digitales, fomentar la alfabetización a todas las edades y poner el bienestar al centro de la innovación.
El desafío es que la Generación IA no sea un grupo exclusivo de jóvenes hiperconectados, sino una construcción colectiva donde:
- las personas mayores encuentren caminos claros para sumarse;
- las economías emergentes conviertan su liderazgo en adopción en bienestar y productividad sostenible;
- las empresas midan el éxito de la IA no solo por velocidad, sino por la calidad de vida que habilita.
Como sintetiza Diedrich, el verdadero indicador de éxito será que “la IA se convierta en un igualador global y no en un gran divisor”.
Para México y América Latina, donde la combinación de juventud, talento y desigualdad es especialmente visible, esa frase deja de ser eslogan y se convierte en hoja de ruta.


