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En medio de un entorno internacional complejo caracterizado por una profunda incertidumbre respecto del futuro de las instituciones democráticas en el mundo, la lucha por la igualdad en los derechos sociales de las mujeres en América Latina enfrenta un colosal desafío en el marco de la celebración el próximo 8 de marzo, del día Internacional de la Mujer.

En 2017 América Latina podría crecer apenas un 1,3% según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, lo que supone un escenario adverso en razón de la insuficiencia del dinamismo estimado, dada la contracción económica que la región registró durante 2015 y 2016.

En este año, esta significativa fecha instaurara por la Organización de las Naciones Unidas, se celebra en el contexto regional de crecimiento económico lento y vulnerable lo cual representa un reto estratégico para los esfuerzos institucionales en favor de la igualdad de los derechos de la mujer, entre los que destaca con especial énfasis el acceso a la seguridad social.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, las mujeres siguen experimentando serios problemas para acceder a puestos laborales decentes lo que agudiza la desigualdad laboral y profundiza la brecha de género. En su informe “Las Mujeres en el Trabajo. Tendencias de 2016”, la OIT estima que a pesar de los esfuerzos para reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres, se necesitarían de 70 años sólo para colmar totalmente la desigualdad salarial por motivos de género.

La Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), un organismo internacional, técnico y especializado de carácter permanente, fundado para fomentar el desarrollo de la seguridad social en los países de América y el Caribe, estima que la violencia contra las mujeres se manifiesta en muchos ámbitos y formas, todas las cuales se interrelacionan; entre ellos, con la seguridad y protección social de nuestro hemisferio.

En efecto, los desequilibrios mundiales del mercado laboral se reflejan en un acceso limitado a la protección social de la mujer relacionada con el empleo. Estimaciones de la Oficina de la ONU para la mujer, señalan que en América Latina 7 de cada 10 mujeres tienen acceso a este tipo de prestaciones.

Para la especialista en el tema como Laura Pautassi, la falta de reconocimiento del trabajo productivo y la baja inversión de las mujeres respecto entre otros aspectos a la inversión de empleo formal y en contribuciones para adquirir derechos de seguridad social, son factores que determinan la situación de desventaja en la distribución de oportunidades de las mujeres.

Superar los desafíos estructurales que detonan en una mayor disparidad entre hombres y mujeres en materia de protección social requiere de la conjunción de iniciativas interinstitucionales para enfrentar las bajas tasas de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo y el impulso de una agenda de sensibilización entre la sociedad para concientizar sobre sus derechos, su insuficiente capacidad contributiva, las prácticas discriminatorias, la informalidad y la exclusión social.

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