- Cada que hay elecciones, decenas de funcionarios de los tres niveles de gobierno, actores políticos partidistas, líderes comunitarios y un amplio sector de la sociedad civil buscan una oportunidad para acceder a un puesto de elección popular.
Hasta hace poco, las candidaturas a un cargo público se lograban a partir del trabajo partidista, recorriendo las calles, las colonias y los sectores de la ciudad o el distrito al que se aspiraba a representar.
Hoy todo es diferente porque el ecosistema de internet facilita el desarrollo de una reputación suficiente para lograr la popularidad que se requiere para obtener la postulación de alguna partido político.
Sin embargo, las nuevas formas de hacer política no están diseñadas para improvisados que de pronto se ven en la necesidad de ser relevantes en la opinión pública compartida que prevalece en la era digital.
Y es que en el ecosistema de internet con millones de usuarios buscando protagonismo, ser relevante en internet es cada vez más difícil y los políticos están se están topando con pared a la hora de querer trascender con objetivos electorales.
Estas son apenas 5 de las muchas debilidades que los actores políticos evidencian a la hora de querer ser populares en la red
1.- No definen su personalidad
Una de las definiciones más aceptadas de la palabra personalidad es la que está ligada al conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de una persona y la diferencian de las demás.
Sin embargo, muchos políticos aún se empeñan en mostrar las mismas imágenes que dictaba el antiguo manual de proselitismo partidista. Por eso todo los días vemos cientos de publicaciones de políticos abrazando a adultos mayores, cargando a niños de estratos sociales bajo, y en diálogos en aparente interés por las inquietudes de la ciudadanía.
Destacar en internet reclama cada vez atributos más originales, distintivos y sobre todo que conecten.
2.- Carecen de liderazgo editorial
En un país como México con problemas sociales muy arraigados, los principales ejes de las propuestas de los candidatos giran en torno al empleo, la seguridad y mejores servicios públicos.
No hay que ser un genio para proponer inversión para generar empleo, más policías para mejorar la seguridad e inversión en infraestructura para dotar de más servicios a la población.
Por eso es indispensable acreditar experiencia, visión y dominio de un determinado tema que los haga distintos y con autoridad para hablar con mayor legitimidad.
Ello implica dominar información especifica, de contexto y muy aterrizado a la realidad del electorado al que se piensa convencer.
3.- Están ausentes de la conversación
Ocurrió recientemente en el estado mexicano de Tamaulipas, una de las entidades con más violencia e inseguridad en el país, durante las pasadas elecciones estatales; el Candidato del PAN solo tuvo un tema para hacer promoción: la inseguridad. Por su parte el candidato del PRI hizo más de 14 foros temáticos de temas tan diversos que se perdió entre tanta discusión mientras la sociedad solo esperaba que le dijern como resolvería su problema más importante.
Cuando las necesidades más apremiantes de una sociedad están bien definida, la obligación de un político con aspiraciones es formar parte de la conversación e influir.
4.-Son intolerantes a la crítica
Uno de los mayores engaños en los que caen los políticos en mostrar la tolerancia como uno de sus valores. Las redes sociales facilitan la conversación y la interacción entre aspirantes y el electorado, pero también la crítica.
Por eso nada más vil que borrar los comentarios negativos que en el Time Line de sus páginas oficiales hacen ciudadanos en desacuerdo.
Podemos discutir si las agresiones y los insultos tienen cabida en un perfil publico, pero la crítica en todos sus sentidos y la expresión de diferencias ideológicas o programáticas son parte del debate, instrumento por excelencia del desarrollo democrático.
5.- No incorporan a la ciudadanía a sus proyectos
En la sociedad del conocimiento, las multitudes dan muestra todos los días de su capacidad para impulsar transformaciones conjuntas haciendo a un lado a los políticos incompetentes.
Los políticos no solo son rechazados por la colectividad digital sino que enfrentan competencia real de una sociedad que propone alternativas a sus ofertas.
Cualquier político que haga uso de sus redes sociales como púlpito virtual sin tomar en cuenta lo que dice la audiencia, está condenado al fracaso como candidato.