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Es impresionante y sumamente peligroso pensar que trabajar o el ser eficientes es proporcional a la cantidad de mails que creamos o asesinamos.

1. Escribir mails largos no significa que trabajas mucho

Ya no es como antes. Antes hablar mucho podía denotar altas dosis de conocimiento cuando se consideraba a la inteligencia como saber mucho en vez de conocer lo más importante. Personalmente me gusta dividir el mail en 3 partes:

a) Título tipo “Tuitero” para ser relevante
b) Saludo introductorio
c) 3 puntos (no más)
d ) invitación a aterrizar puntos de acción (action items)

2. Menos es más y más es menos

Si la tolerancia de un usuario cuando entra a un sitio web es de 2 a 3 segundos para decidir quedarse o no, ¿cuál será la tolerancia con los mails? Parte de la idea de que tienes segundos para decir mucho y de la forma más eficiente.

3. Un mail que no provoca una reacción es basura

Cualquier mail que no provoca una reacción simplemente estorba. Hay mails que creamos para implementar dar certidumbre de un entregable, la realidad es que si el mail no invita a un “Call to action” es muy probable que no lo abras nunca sino hasta que lo necesites. Pues mejor usa Evernote o Google docs.

4. Conoce MailTime

Esta app la acabo de descubrir y me encantó por su simplicidad para solucionar la comunicación en esta era saturada de información:

5. Sólo lee por prioridad ya no por cronología

Aprende a vivir con mails sin leer, aprende a pedir que “ya no te copien”, aprende a usar documentos en la nube para prevenir tener 18 versiones de un mismo documento. Usa más el Whats, Line, Telegram. Incluso yo a mi fuerza comercial se los digo “Menos mails y más llamadas”. No tenemos que tener toda la información a la mano, sólo la más importante para convertirla en puntos de acción, en energía.

#Evolución #Mindset

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