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Las impresoras tradicionales en 3-D normalmente crean objetos duros, con materiales como plástico o metal. La impresión de cada a capa requiere un soporte resistente de las capas inferiores, por lo que la impresión con materiales blandos como geles ha sido limitada hasta ahora.

“Hemos sido capaces de tomar imágenes de resonancia magnética de arterias coronarias e imágenes 3-D de corazones embrionarios, y bioimprimirlos en 3-D con una resolución y calidad sin precedentes, en materiales muy blandos como colágenos, alginatos y fibrinas”, afirma Adam Feinberg, responsable de la investigación.

El desafío con los materiales blandos es que normalmente colapsan bajo su propio peso cuando se imprimen en 3-D en el aire. En la investigación lograron desarrollar un método de impresión con materiales blandos dentro de un material de apoyo.

Lo que le permite posicionar con precisión el material blando a medida que lo van imprimiendo es un gel en el interior de otro gel.

Uno de los principales avances de esta técnica, denominada Fresh (Fresco), es que el gel de soporte puede derretirse fácilmente y eliminarse por calentamiento a la temperatura del cuerpo humano (37ºC), por lo que no daña a las delicadas moléculas biológicas o células vivas bioimpresas.

El siguiente paso de este proyecto es la incorporación de células del corazón reales en estas estructuras de tejidos impresos en 3-D, de modo que la estructura forme un músculo contráctil.

Para el desarrollo de este innovador proyecto, han creado una impresora de menos de 1000 dólares equipada con un software libre para afinar y compartir información sobre las impresiones.

“No sólo es de bajo costo, sino que usando el software de acceso libre, podemos afinar los parámetros de impresión, optimizar lo que hacemos, y maximizar la calidad de lo que imprimimos. Realmente nos ha permitido acelerar el desarrollo de nuevos materiales e innovar en este espacio”, mencionó.

Fuente: Unocero

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