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El 19 de Junio iniciaron elecciones en Chiapas. Encontré dos escenarios en estos días de campaña:
Por un lado. Una propuesta de mailing hablando muy mal de un candidato, usando la difamación y tal vez la calumnia. Pretendiendo hablar de su vida privada y de la reputación de su esposa. No sé, pero desde chico aprendí que la ropa sucia se lava en casa.

Otro escenario. Un candidato enviando sus propuestas por sms y, hablando de las carencias en las propuestas de uno de sus contrincantes más cercanos.

No estoy en contra de hacer campaña agresiva en época de elecciones, pero sí estoy contra la gente y las agencias que en defensa de la campaña utilizan métodos de guerra sucia y de calumnias.

Cada candidato decide al final que hacer con su campaña, el marketing político les permite comunicar lo que ellos quieren. Es decir, lo que muchas veces no saben comunicar.
Lo que si podemos hacer es definir la personalidad del candidato.
En lo personal yo no votaría por alguien que apuesta por la calumnia, la difamación, la desinformación. Que no sabe distinguir entre los ataques y las críticas.

En el Marketing Político debemos definir de manera clara, lo más fríamente posible, cuál es la estrategia y el terreno en que se va a llevar una batalla electoral. No debemos olvidar que la marca es un ser humano, que se equivoca y comete errores.

Hay que distinguir: una cosa es guerra sucia y otra es una campaña negativa de marketing. Donde señalas las desventajas en las propuestas del contrincante.

Como agencias de Marketing tenemos una responsabilidad social o también seremos parte del problema y subir candidatos (de entre nosotros como mexicanos) que no estén ayudando a transformar la mejor versión de nuestro país.

Las guerras sucias no ganan en el futuro, podrían ganar elecciones, pero solo estaríamos siendo parte del mismo problema, si no vean lo que pasó con la fuga de un importante reo.

¿Somos agencias que generan valor?

 

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